26 de agosto de 2015

43 aniversario de la Masacre de Trelew

Hualpa: “El juicio tuvo una función esclarecedora en el plano histórico y jurídico”
En el año 2012, luego de 40 años de la Masacre, los responsables materiales directos fueron condenados lo que significó un avance sustancial después de décadas de impunidad y desentendimiento por parte del Estado. El juicio tuvo un triunfo adicional: la declaración de delito de lesa humanidad, lo que significa que es imprescriptible y que respondió a una política de Terrorismo de Estado donde estaba involucrada toda la estructura militar de la dictadura.
A pesar de las condenas a Luis Emilio Sosa, Emilio Del Real y Carlos Marandino, fueron absueltos el jefe de la base Zar, Norberto Paccagnini, y el oficial militar que encubrió los hechos, Jorge Bautista, lo que resulta incoherente porque negaría la cadena de mando que bajó desde el presidente de facto, Alejandro Lanusse hasta los que dispararon. Además, no se pudo enjuiciar a Alfredo Bravo, otro de los asesinos que se encuentra en Estados Unidos protegido por el gobierno del país del norte que ha rechazado los pedidos de extradición.
Consultado por este medio, Eduardo Hualpa, abogado del CELS y representante de los familiares en el juicio, explica en qué situación está el proceso luego de la sentencia del 2012.

¿En qué situación están ahora las condenas y absoluciones?
Las condenas fueron confirmadas por la Cámara de Casación Penal y se encuentran en análisis de la Corte Suprema por el recurso planteado por los condenados. En cuanto a la absolución de Paccagnini fue dejada sin efecto por la misma sentencia de Casación y se ordenó dictar nuevamente la sentencia, aunque para eso el expediente debería regresar a Comodoro Rivadavia y designarse un nuevo Tribunal Oral, lo que en nuestra región supone una demora importante.

¿Se puede estimar en qué tiempo habrá una definición al respecto?
No es posible estimar una fecha de definición, dado que la práctica de la Corte hace muy difícil de predecir sus tiempos. Tampoco hace tanto que la causa llego al máximo tribunal. Veremos con los familiares que estrategias empleamos para que lleve el menor tiempo posible.

¿Reservás algún optimismo respecto a la extradición de Bravo?
 Soy optimista sobre la posibilidad de sentar a Bravo a que responda por sus crímenes, pese a la negativa de los Estados Unidos de extraditarlo, por la sencilla razón de que esta causa ha esperado más de 40 años por justicia y contra todos los pronósticos ha avanzado enormemente. Los familiares han demostrado ser pacientes y perseverantes. ¿Quién iba a pensar en el 2006 que comenzamos con las querellas que el capitán Sosa iba a ser hallado y condenado por la Masacre de Trelew?

Tres años después del juicio, ¿qué reflexión haces respecto a su importancia histórica?
La importancia histórica del juicio ha sido demostrar en la Justicia algo de lo que ya se tenía noticia: los procesos dictatoriales que se sucedieron en Argentina desde el golpe de Ongania, no fueron sucesos aislados. La más cruenta dictadura que vivimos en Argentina no se inició en el año 1976, sino que forma parte de un ciclo más complejo de preparación ideológica, política, mediática, logística y que en el plano militar ubica la Masacre de Trelew como un hecho muy grave en esta sucesión del Estado terrorista. El juicio demostró la mecánica represiva, instalada desde varios años antes y que no perdió continuidad, pese al arribo del periodo constitucional de Campora y Peron. Es decir, el juicio tuvo una función esclarecedora en el plano histórico y jurídico, siendo el primer caso de condenas de crímenes lesa humanidad por hechos anteriores a la última dictadura militar. Pero en el plano social tuvo otra arista no menos importante: fue el escenario del reencuentro de familiares, militantes de los 70, vecinos y vecinas de Trelew y Rawson. Fue el ámbito donde pudieron dejar una pesada carga varios testigos que habían sido marcados con el terror en la piel y nunca habían contado lo que dijeron al Tribunal. No olvidemos que durante el juicio aparecieron elementos inéditos y de importancia para la investigación: fotos de los cuerpos y un acta de escribano realizados antes de ser enterrados, un audio inédito con la voz de los tres sobrevivientes de la masacre, hoy desaparecidos o asesinados. La importancia del juicio es su aporte a la memoria de un pueblo, que en nuestra región y para muchas personas, no es solo una consigna general, sino también una imperiosa necesidad personal.