Hualpa: “El juicio
tuvo una función esclarecedora en el plano histórico y jurídico”
En el año 2012, luego de 40 años
de la Masacre, los responsables materiales directos fueron condenados lo que
significó un avance sustancial después de décadas de impunidad y desentendimiento
por parte del Estado. El juicio tuvo un triunfo adicional: la declaración de
delito de lesa humanidad, lo que significa que es imprescriptible y que
respondió a una política de Terroris mo de Estado donde estaba involucrada toda
la estructura militar de la dictadura.
A pesar de las condenas a Luis
Emilio Sosa, Emilio Del Real y Carlos Marandino, fueron absueltos el jefe de la
base Zar, Norberto Paccagnini, y el oficial militar que encubrió los hechos,
Jorge Bautista, lo que resulta incoherente porque negaría la cadena de mando
que bajó desde el presidente de facto, Alejandro Lanusse hasta los que
dispararon. Además, no se pudo enjuiciar a Alfredo Bravo, otro de los asesinos
que se encuentra en Estados Unidos protegido por el gobierno del país del norte
que ha rechazado los pedidos de extradición.
Consultado por este medio,
Eduardo Hualpa, abogado del CELS y representante de los familiares en el
juicio, explica en qué situación está el proceso luego de la sentencia del
2012.
Las condenas fueron confirmadas por
la Cámara de Casación Penal y se encuentran en análisis de la Corte Suprema por
el recurso planteado por los condenados. En cuanto a la absolución de Paccagnini
fue dejada sin efecto por la misma sentencia de Casación y se ordenó dictar
nuevamente la sentencia, aunque para eso el expediente debería regresar a
Comodoro Rivadavia y designarse un nuevo Tribunal Oral, lo que en nuestra
región supone una demora importante.
¿Se puede estimar en qué tiempo habrá una definición al respecto?
No es posible estimar una fecha de definición, dado que la
práctica de la Corte hace muy difícil de predecir sus tiempos. Tampoco hace
tanto que la causa llego al máximo tribunal. Veremos con los familiares que
estrategias empleamos para que lleve el menor tiempo posible.
¿Reservás
algún optimismo respecto a la extradición de Bravo?
Tres años después del juicio, ¿qué reflexión haces respecto a su
importancia histórica?
La importancia histórica del juicio
ha sido demostrar en la Justicia algo de lo que ya se tenía noticia: los
procesos dictatoriales que se sucedieron en Argentina desde el golpe de
Ongania, no fueron sucesos aislados. La más cruenta dictadura que vivimos en
Argentina no se inició en el año 1976, sino que forma parte de un ciclo más
complejo de preparación ideológica, política, mediática, logística y que en el
plano militar ubica la Masacre de Trelew como un hecho muy grave en esta
sucesión del Estado terrorista. El juicio demostró la mecánica represiva,
instalada desde varios años antes y que no perdió continuidad, pese al arribo
del periodo constitucional de Campora y Peron. Es decir, el juicio tuvo una
función esclarecedora en el plano histórico y jurídico, siendo el primer caso
de condenas de crímenes lesa humanidad por hechos anteriores a la última
dictadura militar. Pero en el plano social tuvo otra arista no menos
importante: fue el escenario del reencuentro de familiares, militantes de los
70, vecinos y vecinas de Trelew y Rawson. Fue el ámbito donde pudieron dejar
una pesada carga varios testigos que habían sido marcados con el terror en la
piel y nunca habían contado lo que dijeron al Tribunal. No olvidemos que
durante el juicio aparecieron elementos inéditos y de importancia para la
investigación: fotos de los cuerpos y un acta de escribano realizados antes de
ser enterrados, un audio inédito con la voz de los tres sobrevivientes de la
masacre, hoy desaparecidos o asesinados. La importancia del juicio es su aporte
a la memoria de un pueblo, que en nuestra región y para muchas personas, no es
solo una consigna general, sino también una imperiosa necesidad personal.