20 de agosto de 2013

Las PASO Chubut 2013

EL CIUDADANO SIN PARTIDO NI REFERENTES, LA MINERÍA Y LAS ENCUESTAS QUE ANTICIPABAN EL RESULTADO

El voto independiente en el triunfo de Das Neves
El 25 de julio pasado se resumió simbólicamente la campaña electoral: mientras Norberto Yauhar obtenía “la foto” que quería el Frente para la Victoria para su candidato, sentado en una mesa de situación con Jorge Ávila, el líder del gremio de los petroleros, por otro lado el ex gobernador Mario Das Neves insistía con su perfil “militante”: en la vereda de un pequeño local de campaña abarrotado de vecinos (probablemente convocados con técnicas de la vieja política), con banderas, sin dirigentes políticos de peso que lo escoltaran y con un austero atril donde dar un discurso. 

Ese día, la conducción gremial de los petroleros saludó públicamente la intención de Yauhar de llevar al Congreso de la Nación el tema del impuesto a las ganancias a cambio del apoyo explícito de Ávila puertas adentro del gremio para las elecciones. Del otro lado, Das Neves se mostraba llano como acostumbra, rodeado de “ciudadanos independientes”, recorriendo todos los puntos de la provincia en su itinerario por representarlos en las urnas (según sus allegados recorrieron 70 mil kilómetros entre ir, venir y volver por todas las localidades de la provincia). Das Neves, antes de ganar las PASO, estuvo muchos meses buscando ganar la percepción positiva de los electores independientes, esos que no quieren intermediarios, que probablemente no tienen preferencias partidarias y que votan un poco con raciocinio y otro poco con las vísceras; los “ciudadanos libres”, esos que tuercen la suerte de cualquier elección.
Resumen de los resultados totales en Chubut
Casi como un caso sintomático, hacia las 20.30 del domingo electoral, Norberto Yauhar salió a reconocer los resultados y de alguna manera advirtió “que los intendentes tendrán que analizar qué pasa en sus gestiones”. El análisis parecía indicar una media verdad: la expresión electoral puede fácilmente tratarse de un repudio a la situación actual de los gobiernos municipales, provincial y tal vez nacional; pero no explica del todo por qué los pocos intendentes que apoyaron a Das Neves, quienes tampoco escapan a las generales de la ley en cuanto a deudas de gestión, salieron victoriosos: Alejandro Albaini de Puerto Pirámides, Ricardo Sastre de Puerto Madryn y sobre todo Máximo Pérez Catán de Trelew.

Los ejes de campaña

Los 13 precandidatos eligieron tres ejes simples en los cuales organizar su posicionamiento de campaña: la idea de “continuidad y alineamiento” con el gobierno nacional, la idea de “cambio” expresado por los partidos que no gobiernan, y la idea de “volver” encabezada por el ex gobernador de la provincia, Mario Das Neves. Aunque reducido a meros eslóganes la situación económica actual y la identificación más que nada emocional con el gobierno de Cristina pesó fuerte.
En ese caso, y aunque el Frente para la Victoria presentó tres listas, la de Norberto Yauhar fue la más orgánica, mientras que Cone Díaz expresó su alineamiento crítico con el gobierno nacional.
Entre los candidatos no peronistas párrafo aparte mereció la campaña de las cuatro listas radicales: sin agravios se dieron una verdadera interna con un resultado parejo; aunque sigue escuálido en cuanto al porcentaje electoral. Poco antes de terminar la campaña, los candidatos ya tendrían que advertir: las PASO sirven para dar su propia interna, pero además resulta insoportablemente insistente: sin el apoyo de los ciudadanos “inorgánicos” de las estructuras partidarias no hay forma de ganar una elección.
En ese sentido, la Unión Cívica Radical es la prueba cabal: el partido más longevo del país tiene en Chubut alrededor de 36 mil afiliados, y sumando las cuatro listas que participaron en las PASO la UCR fue acompañada por 34 mil votantes alcanzando un 12 por ciento de la expresión popular: poco para un partido con tanta tradición y estructura territorial. Esa carencia de un discurso para los sectores sociales mayoritarios (con el plus que significó esta vez los votantes jóvenes a partir de los 16 años) será difícil de revertir en los setenta días que separan la elección de octubre para la lista Conde-Conde.   
También hay que tener en cuenta que de los casi 400 mil electores que tiene Chubut, están afiliados a nueve partidos alrededor de 86 mil personas. Aunque el número parece elevado (es decir estamos hablando de alrededor del 20 por ciento), una buena porción de esos afiliados no responden a los partidos, y a muchos de ellos les sería difícil recordar cuándo fue que llenaron la ficha partidaria.

Los sellos partidarios

Una prueba más de la irreverencia que en la actualidad tienen los sellos partidarios para el ciudadano promedio vuelve a ser el caso de Mario Das Neves. El ex gobernador, reacio a competir dentro del partido justicialista como sería natural para un peronista hasta hace un tiempo orgánico, fue cobijado por el PACH, un partido relacionado con el sector social estanciero de la provincia. De alguna manera se trató de un sello bastante desopilante para un partido que siempre promovió la mesura y termina haciendo su mejor performance electoral con un Das Neves que siempre está más cerca de ser un elefante en un bazar que un señorito inglés. Tal vez algunos viejos pachistas hayan renegado un poco y elegido otra opción; pero el grueso de los 132 mil votantes que eligieron al ex gobernador poco les ha importado por qué partido llegaba a la elección.
Por contraste, en el Frente para la Victoria estarán sacando cuenta de los meses que se perdieron en acomodar burocráticamente el PJ (un aspecto necesario pero mediáticamente sobreestimado). Se sucedieron congresos sin definir un candidato, se alineó el partido y apeló al peronismo y a la memoria de todo lo conseguido por el gobierno nacional. Pero el mensaje del kirchnerismo adolecía de los temas que inquietan a los chubutenses: desde los malabares para mantener los profesionales médicos en el sistema de salud público o la violencia social que afecta principalmente a Comodoro Rivadavia registrando el segundo peor índice de muertes violentas en el país, sólo superado por Rosario.  
Pero este panorama no fue una novedad a la hora del recuento de los votos para el Frente para la Victoria: entre junio y la primera semana de agosto se manejaban encuestas donde se daban dos variables complejas y poco alentadoras: Mario Das Neves se hacía fuerte en el valle inferior y Puerto Madryn con una imagen positiva rayana al 70 por ciento, mientras que Norberto Yauhar no terminaba de capitalizar Comodoro Rivadavia: con un alto porcentaje de indecisos, el candidato kirchnerista tenía una intención de voto de apenas entre 20 y 30 puntos a poca distancia del ex gobernador en la ciudad petrolera.  

La minería, un tema vedado

El resto de los partidos se volcaron a la titánica tarea de imponer no sólo los nombres de sus cabezas de lista sino también los temas que los medios tradicionales y los candidatos de “más cartel” quisieron evitar: por ejemplo la minería.
El desarrollo de la minería a gran escala debe ser el tema más sensible de la sociedad chubutense, genera repudio y adhesiones, parte a la sociedad en dos. En ese contexto, los antimineros como el Polo Social con Oscar Petersen y el Frente Unidad Sur (Proyecto Sur y el MST) con la candidatura de Susana Muñoz lograron el acompañamiento de poco más de 20 mil electores, nada despreciable para partidos que se plantearon, como fue el caso del FUS, hacer “la otra campaña” buscando escapar a la fuerte polarización.
Incluso, los sucesos del año pasado cuando el gobierno provincial llevó a la Legislatura la cuestión minera también resultó una piedra para el kirchnerismo: en la cordillera el ex gobernador Das Neves, alguien que a fin de cuentas nunca se manifestó en contra de la minería, terminó triplicando los votos conseguido por Yauhar en una suerte de “voto castigo” contra la fuerza que intentó aprobar la modificación de la Ley 5001. 
En síntesis, a veces el todo resulta más que la suma de las partes. Tal vez esa sea una lectura válida para entender cómo votaron los chubutenses en el PASO de agosto, y una posibilidad para afinar la puntería de cara a la elección de octubre.