25 de octubre de 2012

El juicio por la Masacre de Trelew

Los presos políticos al momento de entregarse en el viejo aeropuerto de Trelew
Un delito de lesa humanidad que se anticipó la última dictadura argentina

Se conoce como la Masacre de Trelew el fusilamiento de 19 presos políticos en agosto de 1972, en una base militar de Argentina. De esos 19 sólo sobrevivieron tres, que sin embargo fueron perseguidos, detenidos ilegalmente y luego desaparecidos en la siguiente dictadura militar que sufrió el país a partir de 1976.
Resumen de los hechos. El 15 de agosto de 1972, 25 presos políticos de tres fuerzas revolucionarias logran evadirse de la Unidad Penitenciaria número 6 de la ciudad de Rawson, en la provincia del Chubut (Argentina) tras tomar la cárcel desde el interior. Los militantes políticos respondían a las organizaciones guerrilleras ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo, de extracción marxista), Montoneros (expresión revolucionaria del Peronismo) y FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias, también del Peronismo).
El plan de fuga era un operativo mayor que pretendía fugar cerca de 125 presos políticos. Hacia 1972, el penal de la ciudad de Rawson era el reducto principal para mantener cautivos a los presos que se oponían al régimen dictatorial de los militares argentinos, presididos en ese momento por Alejandro Agustín Lanusse y anteriormente por Juan Carlos Onganía.
Sin embargo, debido a algunos malentendidos en las señales de fuga, sólo lograron escaparse 25; primero seis máximos dirigentes de las tres organizaciones revolucionarias y 19 restantes elegidos por los 125 presos políticos que estaban en el penal.
Tras la fuga, los primeros seis fugados tomaron un automóvil que los esperaba en el exterior y se dirigieron al aeropuerto de la ciudad de Trelew, a escasos 10 kilómetros de la penitenciaría. El plan consistía en tomar un avión comercial que a esa hora llegaba a Trelew para dirigirse a la ciudad de Buenos Aires.
Cuando estos primeros seis evadidos llegan al aeropuerto el avión estaba por partir hacia su destino original, pero logran interrumpir el despegue denunciando que el avión tenía un explosivo. Los seis presos políticos toman el avión y esperan unos minutos a ser alcanzados por el resto de sus compañeros que tenían que tomar el mismo avión.
Los otros 19 presos políticos tenían que dirigirse al aeropuerto en camiones, pero por un error en la interpretación de las señales de los conductores que finalmente se retiraron, se fugaron del penal en remises que llamaron telefónicamente. Cuando llegaron al aeropuerto, el avión con los seis dirigentes guerrilleros ya había despegado con dirección a Chile, donde gobernaba el presidente socialista Salvador Allende.
Al llegar al aeropuerto y la imposibilidad de fugarse del país, deciden tomar las instalaciones para negociar su entrega. En esos momentos ya el perímetro del edificio estaba rodeado por la policía provincial y militares de la Armada Argentina.
Como condición previa a deponer las armas que habían tomado del penal, los presos políticos exigen la presencia de los medios de prensa de la ciudad, de un médico y de un juez. La exigencia para entregarse era que fueran devueltos al penal de Rawson, donde estaban los otros cien presos políticos que ni siquiera pudieron salir de la cárcel.
A pesar de que las autoridades militares aceptaron públicamente el ofrecimiento, tras entregar las armas los 19 presos políticos fueron llevados a la Base Aeronaval de Trelew Almirante Zar, donde fueron alojados en calabozos.
Una semana después, el 22 de agosto por la madrugada, los 19 presos políticos fueron despertados, sacados de sus celdas y fusilados con pistolas ametralladoras por militares de la Armada Argentina. A los que aún vivían, los remataron con tiros de pistola a corta distancia.
Por otro lado, los seis evadidos que lograron aterrizar en el aeropuerto de Puerto Mont, Chile, lograron que la presidencia de Allende los envie a Cuba donde lograron el asilo político final. Esta fuga, puso en ridículo la dictadura Argentina ante la comunidad internacional.
Los que lograron fugarse del país: Roberto Mario Santucho, Fernando Vaca Narvaja, Roberto Quieto, Marcos Osatinsky, Enrique Gorriaran Merlo y Domingo Menna.
Los 16 muertos en el fusilamiento: Alejandro Ulla, Alfredo Kohon, Ana María Villarreal de Santucho, Carlos Alberto del Rey, Carlos Astudillo, Clarisa Lea Place, Eduardo Capello, Humberto Suárez, Humberto Toschi, José Ricardo Mena, María Angélica Sabelli, Mariano Pujadas, Mario Emilio Delfino, Miguel Ángel Polti, Rubén Pedro Bonett, Susana Lesgart.
Los tres sobrevivientes que luego fueron desaparecidos en la dictadura de 1976: Alberto Miguel Camps, María Antonia Berger, Ricardo René Haidar.  

El juicio. A partir del 2003, cuando se eliminan los decretos de indulto y similares, en Argentina se abrió la posibilidad de juzgar los crímenes cometidos por las dictaduras. Así fue que luego de un largo reclamo, 40 años después de los hechos, se inició el juicio contra los militares responsables de la masacre el 7 de mayo del 2012.
Fueron imputados en la causa: Luis Emilio Sosa, Roberto Bravo, Emilio Del Real, Carlos Marandino y Norberto Paccagnini por ser coautores del crimen doblemente agravado por alevosía y por el concurso de dos o más personas en 16 casos y el mismo delito en otros tres casos en grado de tentativa. También fue imputado Jorge Bautista por el encubrimiento de los hechos ya que fue el oficial militar designado como juez militar ad hoc para investigar los hechos y tuvo un desempeño con el fin de esconder lo que había sucedido, manteniendo una versión oficial de la dictadura de que los presos políticos habían querido fugarse de nuevo.
Horacio Mayorga evitó ser enjuiciado por medio de un certificado médico que asegura que no está en condiciones de enfrentar un proceso penal. Mientras que Roberto Bravo se encuentra exiliado en Estados Unidos protegido por el país del norte.
Finalmente, el 15 de octubre del 2012, la Justicia resolvió condenar a cadena perpetua a Luis Emilio Sosa, Emilio Del Real y Carlos Marandino. Y absolvió a Norberto Paccagnini (con la disidencia de una de las juezas del tribunal) por no comprobarse que fue quien dio la orden de fusilar, y Jorge Bautista (por el beneficio de la duda).
También, el tribunal habilitó a que se exija la repatriación de Roberto Bravo para ser juzgado por la Justicia del país y que mensualmente se le realice estudios médicos a Mayorga para saber si está en condiciones de ser juzgado.
Además, el tribunal de justicia resolvió que el fusilamiento se configuró como un delito de lesa humanidad, por lo tanto son imprescriptibles lo que logrará que los condenados cumplan la condena cuando sea sentencia firme.
El relato histórico. A pesar de que la dictadura difundió apenas sucedieron los hechos una versión que sostenía que los muertos de la base militar se debió a un intercambio de disparos, tras el intento de uno de los presos políticos (Mariano Pujadas) de arrebatar el arma de uno de los militares para intentar escaparse, el periodismo se encargó de contar la verdad de los hechos a pesar de la falta de justicia durante cuatro décadas.

Las obras de los periodistas Tomás Eloy Martínez y Paco Urondo
Esas obras fueron tanto periodísticas como cinematográficas. Los periodistas Francisco “Paco” Urondo escribió el libro La patria fusilada y Tomás Eloy Martínez La pasión según Trelew. Mientras que el cineasta y militante revolucionario Raymundo Gleyzer realizó el documental “Ni olvido ni perdón” en base a la conferencia que dieron los 19 presos políticos en el viejo aeropuerto de Trelew. En el 2002, la cineasta Mariana Arruti realizó nuevo documental llamado “Trelew” en base a los testimonios de los testigos y contando los pormenores desde la fuga hasta la concreción de los fusilamientos.