La
relación carnal de políticos y periodistas con Estados Unidos
La tapa del libro de Santiago O'Donell. |
En concreto, es una organización que
difunde documentos oficiales filtrados, protegiendo las fuentes. Desde su
creación en el 2006 han hecho público más de un millón y medio de despachos,
apoyándose en algunos de los medios periodísticos más famosos del mundo como The New York Times (Estados Unidos), The Guardian (Inglaterra), Le Monde (Francia) y El País (España).
El periodista argentino Santiago O’Donell
consiguió de la organización los 2510 cables del gobierno de Estados Unidos que
hablan de Argentina y los reunió en un libro (Argenleaks, editorial Sudamericana). El primer dato por resaltar es
la porción de interés que ocupa este país para los estadounidenses: representa
únicamente el 1 por ciento del total de cables filtrados. Claro, en el pedazo
de tiempo que fueron obtenidos esos documentos aun era una cuestión caliente las
guerras de Afganistán e Irak, asuntos vitales para el país militarmente más
poderoso del mundo.
La embajada de Estados Unidos es un faro de
atracción para periodistas y políticos de diversas ideologías y partidos.
Muchos se desviven por ser invitados a sus cocktails
de camaradería, asistir a reuniones privadas y sobre todo se sienten
importantes si son consultados sobre temas específicos o se les pide un
análisis general de la situación de nuestro país. Esto lo sabe bien Estados
Unidos y sus embajadas, por eso remiten a la Secretaría de Estado en Washington
no sólo las opiniones recogidas de los invitados, sino las formas, el
entusiasmo y el lenguaje no verbal durante sus minutos de gloria.
Acá va un resumen de algunos de los
personajes públicos que tocaron el cielo con las manos cuando visitaron la sede
diplomática de Estados Unidos. La fuente de información es el minucioso libro Argenleaks de Santiago O’Donell, una
obra básica para entender el tablero político de Argentina.
Políticos
Resulta obvio, pero los principales
confesores a los que recurre la representación diplomática estadounidense son a
los que se puede identificar como de derecha, liberales que admiran al país del
norte. Sin embargo, ante coyunturas particulares como la emergencia de los piqueteros
en el escenario político, fue invitado incluso el dirigente Raúl Castells quien no tuvo
ningún empacho en declararse, en la casa y en las narices de los diplomáticos,
como “enemigo de Estados Unidos”.
Los servicios de inteligencia y los
analistas de información tienen un método fundacional: una fuente es una
opinión; diversidad de fuentes es inteligencia.
Ante ello resulta llamativo con la soltura que los políticos vernáculos
manifestaban sus posiciones políticas; quizás creyéndose protagonistas de una
gran conspiración.
En el 2008 el ex ministro de economía de
Menem y De la Rúa, Domingo Cavallo, asistió a la embajada para delinear su mirada fundamentalmente
económica. Para el economista, Argentina iba insoslayablemente a una
“estanflación” (el crecimiento económico terminaría pero la inflación seguiría
creciendo). Para lo cual, a partir de su análisis vaticinaba la hecatombe: las
elecciones del 2009 serían un desastre para el gobierno nacional y Cristina
Fernández abandonaría la presidencia. Los diplomáticos consideraron el panorama
dibujado por el ex ministro como “verosímil”, pero advertían que en Argentina
el economista tiene una imagen negativa de las más altas y se los
responsabiliza por la última crisis socioeconómica del 2001; lo cual su opinión
tenía muy poco peso social. Para este encuentro, la embajada extremó los
recaudos de hermetismo con el fin de que su imagen no quede pegada a la del ex
ministro.
Otro que mantuvo recurrentes encuentros en
la sede diplomática fue Eduardo Duhalde. Los funcionarios de la embajada terminaron siendo testigos de
privilegio del divorcio político entre el dirigente bonaerense y Néstor
Kirchner cuando en el 2005 se enfrentaron en las legislativas de la provincia
de Buenos Aires. Para Duhalde, eso iba a producirse porque al kirchnerismo no
le convenía. Pese a los yerros, unos años después volvería con los pronósticos
electorales: “’Duhalde predijo que ninguno de los Kirchner sería un factor en
las elecciones del 2011, ni como candidatos ni como generadores de un nuevo
líder’ escribió el diplomático en su resumen del encuentro”.[1]
En el 2005 Kirchner y Duhalde enfrentaron a sus respectivas esposas en el mayor
distrito electoral del país: ganó Cristina Fernández por más de 20 puntos, y en
el 2011 la misma Cristina Fernández ganó las elecciones, esta vez la
presidencial, con el 54 por ciento de los votos.
Más allá de los desajustados análisis
electorales, Duhalde aprovechó para dejar en claro algunos de sus
posicionamientos ideológicos: a favor del ALCA y el libre comercio, deseaba la
victoria electoral de George Bush en su segunda elección presidencial del año
2004, y manifestó su desprecio por el gobierno y liderazgo del venezolano Hugo
Chávez.
Uno de los hombres de origen duhaldista y
que se mantuvo en la vereda kirchnerista luego de la ruptura fue el peronista
bonaerense José Pampuro. Sin embargo de los planteos públicos y posiciones en las
votaciones del Congreso, en la confiable intimidad que percibía en la embajada
se permitió críticas al kirchnerismo, sobre todo en el conflicto con el campo,
y coincidió con su antiguo caudillo al despreciar la alianza con el gobierno
venezolano.
Claramente, Mauricio
Macri, jefe de gobierno porteño, es un fan de la
representación diplomática estadounidense. Sin embargo, en sus entrevistas no
fue muy afortunado.
De movida resumió su plataforma electoral a
favor de los intereses y deleites norteamericanos: “Somos el primer partido pro
mercado y pro negocios en cerca de ochenta años de historia argentina que está
listo para asumir el poder”.
En cuanto a su apreciación de la realidad,
cuando recibió en su despacho a funcionarios del senado estadounidense durante
el 2008, luego del voto “no positivo” de Julio Cobos, según cuenta el cable
filtrado, Macri “dijo que los argentinos estarían contentos si cayeran los
Kirchner (alzando su vaso dijo, ‘si este vaso de agua fueran los Kirchner,
todos se estarían peleando por volcarlo’)”[2].
Si bien recalcó su posición a favor de la continuidad institucional, pidió a
los estadounidenses que incrementen sus críticas al gobierno argentino.
En resumen, la embajada describe al
dirigente como un político con mucho potencial a largo plazo, pero aun así se
mofan de sus planteos al comparar la administración política de un país con el
de un equipo de fútbol. La embajadora Vilma Socorro Martínez resumió
burlonamente sobre él: “Describió su presidencia del Club Atlético Boca Juniors
como una educación política sobresaliente, manejar temas como el acceso a la
prensa y a los vestuarios, la distribución de asientos y las decisiones
comerciales al frente de un club con 15 mil socios"[3].
Otro que les demandó más energía a la hora
de fustigar contra el kirchnerismo fue el dirigente radical Ernesto Sanz: “Los críticos de la
oposición, dijo, se sienten aislados al criticar las políticas peligrosas o
irracionales del gobierno si los jugadores internacionales clave permanecen en
silencio”[4].
Del mismo encuentro participó la senadora María
Eugenia Estenssoro de la Coalición Cívica, que por
su parte se diferenció de Sanz al manifestar que por el momento político de
incertidumbre había que ser cautelosos con las manifestaciones contra el
gobierno y sostuvo que había que fortalecer la continuidad institucional.
El clímax de las confesiones de Argenleaks llega con Sergio Massa, el intendente de la
ciudad bonaerense de Tigre, ex jefe de gabinete del gobierno de Cristina
Fernández y ex joven del partido derechista UCeDe. La embajadora Vilma Socorro
Martínez es en persona quien relata a la secretaría de Estado lo que contó
Massa en la casa de un asesor suyo donde la invitaron a cenar: “Massa fue
despiadado en sus críticas a la pareja presidencial, especialmente a Néstor.
Aunque ninguneó los informes de prensa que decían que él y Kirchner se habían
agarrado a las trompadas en el cuartel de campaña en la madrugada previa a las
elecciones de mitad de periodo llamó a Néstor “psicópata” y “cobarde”, y dijo
que su actitud de matón en la política esconde una profunda sensación de
inseguridad e inferioridad. (La esposa de Massa se alarmó a tal punto que él
pidió a ella que dejara de ponerle caras!) Massa cuestionó el argumento de que
Néstor merecía crédito por ser un táctico magistral, describiendo al ex
presidente como un torpe tan convencido de su propia brillantez que seguramente
continuará cometiendo errores… Dijo que Néstor no se podía relacionar con otros
fuera del estrecho foco de sus propias ambiciones políticas: “Kirchner no es un
genio perverso”, concluyó Massa, “sólo es un perverso””.[5]
Sobre la salud emocional de CFK |
Funcionarios
Juzgar sobre tablas las reuniones y
asistencias de miembros del gobierno nacional en cualquier embajada es
superficial. Pese a los intereses políticos y personales de cada cual, en su
función gubernamental también está la de dialogar con las representaciones
diplomáticas. Por eso, sólo será un resumen de curiosidades sobre los
dirigentes kirchneristas que fueron partícipes de los ágapes estadounidenses.
El ahora vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, visitó la embajada
cuando era titular de la cartera de Economía. Del encuentro los análisis de la
diplomacia son genéricos, aunque sobresale el entusiasmo de Boudou por
manifestar su admiración a Estados Unidos y su pretensión de recomponer las
relaciones con el FMI.
Sobre el ministro del interior, Florencio Randazzo, evaluaron que
si bien se mantuvo leal al kirchnerismo en las exposiciones públicas
cotidianas, puertas adentro confesó que a su entender el gobierno tenía que
dialogar con la oposición tras la derrota de las legislativas en el 2009. Para
los diplomáticos, Randazzo “jugó a dos puntas”.
En cuanto a los líderes políticos más
gravitantes, Estados Unidos los elogia en secreto y a su manera: los llama por
sus iniciales (NK para Néstor Kirchner y CFK para Cristina Fernández de
Kirchner) y elabora perfiles psicológicos en base a opiniones de las personas más
cercanas. Por ejemplo, sobre Néstor Kirchner escribieron lo siguiente: “De acuerdo a estudios recientes, el
perfil psicológico de Kirchner incluye la necesidad de siempre tener el
control, tomar decisiones rápidas y contundentes y mantener una lucha constante
contra enemigos percibidos. Kirchner no delega el poder de decisión y toma él
mismo todas las decisiones importantes”[6].
Sobre el ex presidente fallecido también
describen algunas de sus tácticas políticas recurrentes: “no deja lugar para el
disenso”, “usa tácticas de dividir –para-reinar” y “busca enemigos
desacreditados” a los cuales enfrentarse “para aumentar su popularidad”.
De la presidenta Cristina Fernández tuvieron, en
sus tiempos de senadora, una evaluación favorable por su capacidad de trabajo y
su importancia para la toma de decisiones de Kirchner y coincidieron que, al
igual que su esposo, tenía un perfil confrontativo. Sin embargo, una vez
materializada la derrota electoral del 2009 y la disputa política que se abría
cuando parecía que el kirchnerismo iba en retroceso, desde Washington
elaboraron un cuestionario protocolar para que la embajada investigara su
situación emocional: “¿Cómo está manejando sus nervios y su ansiedad Cristina
Fernández de Kirchner? ¿El estrés afecta su comportamiento hacia sus asesores
y/o proceso de toma de decisiones? ¿Qué recaudos toma Cristina Fernández de
Kirchner o sus asesores para ayudarla a manejar el estrés? ¿Cómo afectan las
emociones de Cristina Fernández de Kirchner sus decisiones y cómo se calma
cuando está angustiada?”[7]
A pesar del deseo de Clarín y opositories, desde EE.UU. nunca criticaron duramente al gobierno. |
Medios
y periodistas
Tampoco los periodistas son ajenos a las
vanidades que despierta el llamado de los Estados Unidos. Aunque son públicas
las citas de fraternidad entre la embajada y la prensa, algunos poseen más
horas de vuelo y otro ameritan reuniones privadas.
Difícilmente Jorge Lanata pueda salir de sus nuevas contrariedades trabajando para el
multimedio que siempre fustigó; sin embargo, habría que ser muy original para
caer más en el torpe encuentro que tuvo con el embajador John Wayne, a quien le
pidió una suerte de ejercicio de gerente comercial para su diario Crítica de la Argentina. Según Lanata,
el gobierno conspiraba para que no le pautaran en su matutino, y resaltó lo
beneficioso que sería para el escenario político un medio periodístico que
criticara desde el sector progresista al gobierno.
El columnista del diario La Nación, Joaquín
Morales Solá, intenta jugar al “vocero” de la
embajada, diciendo aquello que por su rol diplomático no pueden manifestar
abiertamente. Sin embargo, según los cables enviados a Washington, aunque creen
que es un periodista influyente, relativizan sus opiniones como una visión
personal de lo que ocurre en Argentina. No obstante, Morales Solá reforzó sus
impresiones cotidianas sobre la presidenta dentro de las herméticas paredes de
la embajada: “caracterizó a CFK como inteligente y talentosa pero
peligrosamente fuera de contacto con la realidad. (…) CFK se aferra tozudamente
a sus opiniones y posturas, y le es muy difícil admitir cualquier error o
aceptar otros puntos de vista”[8].
Por
último, sobre el Grupo
Clarín dicen que es un holding empresario fabuloso para
hacer buenos negocios pero de dudosa calidad periodística. Al encuentro que
hace referencia la embajada fueron varios los representantes del multimedio:
Héctor Magnetto (CEO), José Aranda, Jorge Rendo, y los periodistas Ricardo
Kirchsbaum y Eduardo van der Kooy. Los dos últimos se tendrían que sentir
desahuciados luego de la evaluación de su trabajo como comentaristas de la
realidad.
[1] O’Donell, Santiago, Argenleaks,
Editorial Sudamericana, 2011, página 129.
[2] Ibídem, página 201.
[3] Ibídem, página 206.
[4] Ibídem, página 311 y 312.
[5] Ibídem, página 213.
[6] Ibídem, página 248.
[7] Ibídem, página 90 y 91.
[8] Ibídem, páginas 174 y 175.