26 de abril de 2012

Recuperación de YPF


Diez días que inquietaron al mundo
Con la votación en el Senado nacional se clausuró la primera batalla institucional por la recuperación de la petrolera. En los últimos diez días, a partir de que la presidenta Cristina Fernández anunciara el proyecto de Ley, la escalada conflictiva se dio en los diversos campos: diplomático, jurídico y mediático. La cruzada política del gobierno nacional se encamina a una gruesa victoria por lo menos en el escenario interno. 

Nacional y popular
La decisión de expropiar el 51 por ciento de las acciones de la petrolera gestionada por españoles tiene una aprobación pública no menor al 62 por ciento. Ese tímido porcentaje de la encuestadora Poliarquía lo publica el diario opositor La Nación (1), que habla de “Confiscación” a modo de etiqueta en cada una de las volantas de las notas relacionadas, delatando su visión negativa. Pero la encuesta del Centro de Estudios de Opinión Pública(CEOP) en que se basa el diario oficialista Página12 es más optimista (2) y estima un 74 por ciento de opinión positiva.
Pero además, la propia Cristina Fernández se vio regalvanizada tras el anuncio de expropiación que realizó el pasado 16 de abril. Las medidoras de opinión pública coincidían que el caso Ciccone que involucra al vicepresidente Amado Boudou y la tragedia ferroviaria de Once habían disminuido la imagen favorable de la mandataria; pero tras las disputas por Malvinas y ahora YPF fue recuperando puntos.
El escenario amistoso no sólo se resume a las personas encuestadas. Gran parte de la oposición política, aunque con críticas a los 9 años de gestión kirchnerista en materia energética, aprueba la necesidad de recuperar YPF. La media sanción de ayer en el senado fue la prueba: descontado el bloque kirchnerista y sus aliados también acompañó la medida la totalidad de los senadores de la Unión Cívica Radical, el Frente Amplio Progresista (menos Norma Morandini) y algunos del peronismo federal.
Amplio consenso de las fuerzas políticas.
Entre los ejecutivos provinciales la postura a favor también es amplia. Si bien fueron Martín Buzzi de Chubut y Daniel Peralta de Santa Cruz los adelantados al conflicto contra la empresa española, el resto de los gobernadores de las provincias con petróleo se fueron plegando a la decisión de revertir las áreas concesionadas, disposición que tras la política final de la presidenta de tomar el control de YPF, se está decidiendo dejar en suspenso (ya lo hizo Santa Cruz). El sector político partidario casi en su totalidad cierra filas por una YPF controlada por el Estado.
Las únicas voces opositoras son la de Mauricio Macri, jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, y Alberto Rodríguez Saá, gobernador de San Luis. Según el periodista crítico de la actual gestión nacional, Pepe Eliaschev, el resto de la oposición le regaló el espacio disidente a Mauricio Macri. Aunque parece un análisis simplista: no es la primera vez que una parte de la oposición acompaña al gobierno: con la eliminación de las AFJP y la Ley de Medios Audiovisuales por ejemplo, el socialismo también votó a favor, y ahora junto a los radicales son las fuerzas que en el 2011 secundaron la arrasante victoria electoral del kirchnerismo. En resumen, a favor de la Ley de expropiación estuvo el 87 por ciento del senado que representa linealmente al 82 por ciento de la expresión electoral del último octubre.  

La región y el resto del mundo
Entre los presidentes latinoamericanos los apoyos políticos más claros fueron de José Pepe Mujica de Uruguay y Hugo Chávez de Venezuela. Incluso el mandatario del país oriental fue un paso más allá de lo formal: criticó los berrinches al declarar que no le gustó “la prepotencia con la que respondió la Europa rica”. En cambio, la presidenta brasileña Dilma Rousseff, muy solicitada por la diplomacia española a partir del peso geopolítico que tiene Brasil, se desligó de una postura tajante y manifestó que su país “no interfiere” en los asuntos internos de otras naciones. Como está el tablero esto no perjudica a la Argentina.
Pero a los intereses privados no le faltaron voceros: el mexicano Felipe Calderón y el colombiano Juan Manuel Santos, ambos del espectro ideológico de derecha, se posicionan en contra. Calderón calificó de “lamentable” la decisión tomada por “la amiga Cristina Fernández”, mientras que su par colombiano dijo, como si fuera una virtud incuestionable, que “En Colombia no se expropia” y se ganó 4 páginas de publicidad en el diario ibérico El País el último domingo (ver desde el apartado Los medios de afuera).
Obviamente la diplomacia más afectada por la expropiación es la española. El gobierno de Mariano Rajoy analiza diversas medidas para contrarrestar el costo. En primera instancia resolvieron quitar privilegios por la compra de biocombustibles a la Argentina, medida con efecto aparentemente limitado. Con este cuadro, por el momento no tienen otro argumento que vaticinar “costos a largo plazo” por afectar las relaciones comerciales.
Mientras ganan tiempo para elaborar una estrategia más efectiva, el Ministerio de Relaciones Exteriores de España disemina los argumentos a favor de Repsol y las advertencias a la Argentina(3) ante cada una de las sedes diplomáticas del país europeo.
En fin, pasado estos diez días los españoles se van desayunando que la posición argentina goza de fortaleza: los litigios internacionales no se resolverían en menos de cinco años y les preocupa la tasación que pueda hacer el Tribunal competente sobre los activos de la empresa. El gobierno argentino especula que sea a un costo de cero pesos (teniendo en cuenta las deudas, incumplimientos y pasivos ambientales), pero los empresarios de Repsol (con el apoyo del gobierno español) intentan sobrevaluarla por encima de los 10 mil millones de dólares el total de la compañía (lo cual Argentina debería abonarles más de la mitad por el 51 por ciento de las acciones).
Menos de lo que seguramente esperaban tuvieron de los Estados Unidos. La única manifestación de “preocupación” la soltó un funcionario de segunda línea del Departamento de Estado del gobierno de Barack Obama, a pesar de los duros editoriales del The Wall Street Journal en contra de Argentina para que la expulsen del G 20.
El FMI y la Unión Europea son las más críticas por la expropiación. Fiel a su espíritu, el organismo de crédito internacional fustigó a la Argentina con su habitual y rebuscada jerga por “empeorar el clima” de “negocios” tornando al país en un actor “imprevisible”, sin “seguridad jurídica”. Respecto a la Unión Europea su postura es similar, pero es de imaginar que con las dificultades que pasa el Viejo continente --España y Reino Unido entraron en recesión esta semana; en Holanda renuncia el gobierno; en Francia pierde el oficialismo; la impotencia de Alemania por enderezar la economía; y se suman los conflictos sociales de Grecia, Portugal e Italia—no gravitaría políticamente y difícilmente puedan acordar sanciones colectivas a la Argentina con tantos problemas por resolver.

Expropiación o confiscación
Si bien el posicionamiento periodístico local es el habitual entre medios oficialistas y opositores, el diario conservador La Nación sumó un concepto polémico para tratar el caso. Semánticamente el término “confiscación” refuerza la línea que bajan periódicamente sus editorialistas y columnistas: que este gobierno es arbitrario y tuerce constantemente los límites de lo legal, que es desconfiable.
Al margen del interés político e ideológico entre definir el acto como expropiatorio o confiscatorio, la medida impulsada por el gobierno nacional está contemplada en la Constitución, sigue los pasos institucionales del poder legislativo y los tribunales locales están abiertos a las demandas (al margen de un arbitraje internacional como podría darse en el CIADI).
No hay nada que no esté sujeto a derecho. Los relatores de la seguridad jurídica que condenan los actos de este tipo no tienen más que repasar lo establecido en la suprema ley nacional.
Dado el escenario, desde el principio los medios periodísticos opositores palparon la derrota. Como consuelo, luchan por al menos tratar de tener la razón. Pero en este caso tampoco les resulta una tarea sencilla.
Las portadas del jueves unánimemente colocaron en los principales títulos la votación del Senado. Clarín se ciñó como nunca a la pura objetividad y La Nación, aunque ni siquiera retrasó la impresión hasta el final de la jornada legislativa, ya anticipaba con una indigestión el holgado triunfo oficialista.

Los medios españoles en guerra con Argentina
Los medios de afuera
El primer medio español en difundir la resolución apenas terminó la votación de la cámara alta fue el diario El Mundo. En su versión electrónica resaltaba la cuenta matemática: “El 87% del Senado argentino valida la expropiación de YPF a Repsol”(4). En el cuerpo de la nota resalta que una parte de los senadores de la oposición que votó a favor (el radicalismo y el socialismo) son aliados internacionales del PSOE (el Partido Socialista Obrero Español).
Pero desde el día 16 de abril cerraron filas en defender a Repsol, lo que para su modo de ver liberal europeo es defender a España de la populista Argentina. A grosso modo, los españoles se lo tomaron como algo personal, como una nueva guerra que emprende este país treinta años después de Malvinas. Las portadas de esos días fueron implacables: “hostilidad”, “arbitrario y hostil”, “guerra sucia”, “amenaza a España”, “La batalla que Argentina sí ganó”, “Cristina, petróleo y psicoanálisis”. Para los editores españoles los argentinos somos locos belicosos (ver las imágenes de las primeras planas).
El País el domingo 22 de abril
Como resumen del latir periodístico ibérico, el domingo 22 de abril el diario más influyente del mundo en idioma español dedicó, entre lo explícito y lo implícito, una edición casi entera a la cuestión con Argentina. El País de Madrid encabezó el suplemento Negocios con una nota de 4 páginas a la expropiación de YPF, los columnistas de opinión estables Mario Vargas Llosa y Moisés Naim criticaron con dureza la estabilidad emocional de Cristina Fernández, y como remate, resaltaron el “pragmatismo” y “sentido común” del presidente colombiano Juan Manuel Santos, uno de los críticos a la decisión Argentina.
Por ello, Santos también sumó 4 páginas: dos de la sección Negocios publicitando las posibilidades de invertir en el país, más dos de la página central del suplemento Domingo, donde el presidente colombiano hace un monólogo en primera persona sobre su ideario político pacífico, moderno y liberal.
La nota distintiva y casi de color fue el artículo de opinión de Moises Naim, que sin ruborizarse trata a los argentinos de desequilibrados. Así empieza el primer párrafo de su nota: “Argentina es el país con más psicólogos per cápita. Este dato me vino a la mente cuando la presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció que nacionalizaría Repsol YPF, la principal empresa petrolera del país”.
Columna de Moisés Naim
El principal medio lobbysta de las corporaciones también se sumó al hostigamiento contra la Argentina. El diario económico The Wall Street Journal se preguntó en un artículo titulado “The Argentine Model”(5) por qué Argentina no es expulsado del G 20, como castigo por su indisciplina contra los inversores extranjeros. Hasta el momento, tanto lo diplomático como las corporaciones periodísticas se restringen, sin otras alternativas más efectivas, a aplicar sus rudimentarios protocolos de crisis.

Notas