Diez días que inquietaron al mundo
Con la votación en el Senado nacional se clausuró la primera
batalla institucional por la recuperación de la petrolera. En los últimos diez
días, a partir de que la presidenta Cristina Fernández anunciara el proyecto de
Ley, la escalada conflictiva se dio en los diversos campos: diplomático,
jurídico y mediático. La cruzada política del gobierno nacional se encamina a
una gruesa victoria por lo menos en el escenario interno.
Nacional y popular
La decisión de expropiar el 51 por ciento de las acciones de
la petrolera gestionada por españoles tiene una aprobación pública no menor al
62 por ciento. Ese tímido porcentaje de la encuestadora Poliarquía lo publica el diario opositor La Nación (1), que
habla de “Confiscación” a modo de
etiqueta en cada una de las volantas de las notas relacionadas, delatando su
visión negativa. Pero la encuesta del Centro de Estudios de Opinión Pública(CEOP) en que se basa el diario oficialista Página12 es más optimista (2) y estima un 74 por ciento de opinión positiva.
Pero además, la propia Cristina Fernández se vio
regalvanizada tras el anuncio de expropiación que realizó el pasado 16 de
abril. Las medidoras de opinión pública coincidían que el caso Ciccone que
involucra al vicepresidente Amado Boudou y la tragedia ferroviaria de Once
habían disminuido la imagen favorable de la mandataria; pero tras las disputas
por Malvinas y ahora YPF fue recuperando puntos.
El escenario amistoso no sólo se resume a las personas
encuestadas. Gran parte de la oposición política, aunque con críticas a los 9
años de gestión kirchnerista en materia energética, aprueba la necesidad de
recuperar YPF. La media sanción de ayer en el senado fue la prueba: descontado
el bloque kirchnerista y sus aliados también acompañó la medida la totalidad de
los senadores de la Unión Cívica Radical, el Frente Amplio Progresista (menos
Norma Morandini) y algunos del peronismo federal.
Amplio consenso de las fuerzas políticas. |
Entre los ejecutivos provinciales la postura a favor también
es amplia. Si bien fueron Martín Buzzi de Chubut y Daniel Peralta de Santa Cruz
los adelantados al conflicto contra la empresa española, el resto de los
gobernadores de las provincias con petróleo se fueron plegando a la decisión de
revertir las áreas concesionadas, disposición que tras la política final de la
presidenta de tomar el control de YPF, se está decidiendo dejar en suspenso (ya
lo hizo Santa Cruz). El sector político partidario casi en su totalidad cierra
filas por una YPF controlada por el Estado.
Las únicas voces opositoras son la de Mauricio Macri, jefe
de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, y Alberto Rodríguez Saá, gobernador
de San Luis. Según el periodista crítico de la actual gestión nacional, Pepe
Eliaschev, el resto de la oposición le regaló el espacio disidente a Mauricio
Macri. Aunque parece un análisis simplista: no es la primera vez que una parte
de la oposición acompaña al gobierno: con la eliminación de las AFJP y la Ley
de Medios Audiovisuales por ejemplo, el socialismo también votó a favor, y
ahora junto a los radicales son las fuerzas que en el 2011 secundaron la
arrasante victoria electoral del kirchnerismo. En resumen, a favor de la Ley de
expropiación estuvo el 87 por ciento del senado que representa linealmente al
82 por ciento de la expresión electoral del último octubre.
La región y el resto
del mundo
Entre los presidentes latinoamericanos los apoyos políticos
más claros fueron de José Pepe Mujica de Uruguay y Hugo Chávez de Venezuela. Incluso
el mandatario del país oriental fue un paso más allá de lo formal: criticó los
berrinches al declarar que no le gustó “la prepotencia con la que respondió la
Europa rica”. En cambio, la presidenta brasileña Dilma Rousseff, muy solicitada
por la diplomacia española a partir del peso geopolítico que tiene Brasil, se
desligó de una postura tajante y manifestó que su país “no interfiere” en los asuntos
internos de otras naciones. Como está el tablero esto no perjudica a la
Argentina.
Pero a los intereses privados no le faltaron voceros: el
mexicano Felipe Calderón y el colombiano Juan Manuel Santos, ambos del espectro
ideológico de derecha, se posicionan en contra. Calderón calificó de
“lamentable” la decisión tomada por “la amiga Cristina Fernández”, mientras que
su par colombiano dijo, como si fuera una virtud incuestionable, que “En
Colombia no se expropia” y se ganó 4 páginas de publicidad en el diario ibérico
El País el último domingo (ver desde
el apartado Los medios de afuera).
Obviamente la diplomacia más afectada por la expropiación es
la española. El gobierno de Mariano Rajoy analiza diversas medidas para contrarrestar
el costo. En primera instancia resolvieron quitar privilegios por la compra de
biocombustibles a la Argentina, medida con efecto aparentemente limitado. Con
este cuadro, por el momento no tienen otro argumento que vaticinar “costos a
largo plazo” por afectar las relaciones comerciales.
Mientras ganan tiempo para elaborar una estrategia más
efectiva, el Ministerio de Relaciones Exteriores de España disemina los argumentos a favor de Repsol y las advertencias a la Argentina(3) ante cada una de
las sedes diplomáticas del país europeo.
En fin, pasado estos diez días los españoles se van
desayunando que la posición argentina goza de fortaleza: los litigios
internacionales no se resolverían en menos de cinco años y les preocupa la
tasación que pueda hacer el Tribunal competente sobre los activos de la
empresa. El gobierno argentino especula que sea a un costo de cero pesos
(teniendo en cuenta las deudas, incumplimientos y pasivos ambientales), pero
los empresarios de Repsol (con el apoyo del gobierno español) intentan
sobrevaluarla por encima de los 10 mil millones de dólares el total de la
compañía (lo cual Argentina debería abonarles más de la mitad por el 51 por
ciento de las acciones).
Menos de lo que seguramente esperaban tuvieron de los
Estados Unidos. La única manifestación de “preocupación” la soltó un
funcionario de segunda línea del Departamento de Estado del gobierno de Barack
Obama, a pesar de los duros editoriales del The Wall Street Journal en contra de Argentina para que la expulsen del G 20.
El FMI y la Unión Europea son las más críticas por la
expropiación. Fiel a su espíritu, el organismo de crédito internacional fustigó
a la Argentina con su habitual y rebuscada jerga por “empeorar el clima” de
“negocios” tornando al país en un actor “imprevisible”, sin “seguridad
jurídica”. Respecto a la Unión Europea su postura es similar, pero es de
imaginar que con las dificultades que pasa el Viejo continente --España y Reino
Unido entraron en recesión esta semana; en Holanda renuncia el gobierno; en
Francia pierde el oficialismo; la impotencia de Alemania por enderezar la
economía; y se suman los conflictos sociales de Grecia, Portugal e Italia—no
gravitaría políticamente y difícilmente puedan acordar sanciones colectivas a la
Argentina con tantos problemas por resolver.
Expropiación o
confiscación
Si bien el posicionamiento periodístico local es el habitual
entre medios oficialistas y opositores, el diario conservador La Nación sumó un concepto polémico para
tratar el caso. Semánticamente el término “confiscación” refuerza la línea que
bajan periódicamente sus editorialistas y columnistas: que este gobierno es
arbitrario y tuerce constantemente los límites de lo legal, que es
desconfiable.
Al margen del interés político e ideológico entre definir el
acto como expropiatorio o confiscatorio, la medida impulsada por el gobierno
nacional está contemplada en la Constitución, sigue los pasos institucionales
del poder legislativo y los tribunales locales están abiertos a las demandas
(al margen de un arbitraje internacional como podría darse en el CIADI).
No hay nada que no esté sujeto a derecho. Los relatores de
la seguridad jurídica que condenan los actos de este tipo no tienen más que
repasar lo establecido en la suprema ley nacional.
Dado el escenario, desde el principio los medios
periodísticos opositores palparon la derrota. Como consuelo, luchan por al
menos tratar de tener la razón. Pero en este caso tampoco les resulta una tarea
sencilla.
Las portadas del jueves unánimemente colocaron en los
principales títulos la votación del Senado. Clarín
se ciñó como nunca a la pura objetividad y La
Nación, aunque ni siquiera retrasó la impresión hasta el final de la
jornada legislativa, ya anticipaba con una indigestión el holgado triunfo
oficialista.
Los medios españoles en guerra con Argentina |
Los medios de afuera
El primer medio español en difundir la resolución apenas
terminó la votación de la cámara alta fue el diario El Mundo. En su versión electrónica resaltaba la cuenta matemática:
“El 87% del Senado argentino valida la expropiación de YPF a Repsol”(4). En el
cuerpo de la nota resalta que una parte de los senadores de la oposición que votó
a favor (el radicalismo y el socialismo) son aliados internacionales del PSOE
(el Partido Socialista Obrero Español).
Pero desde el día 16 de abril cerraron filas en defender a
Repsol, lo que para su modo de ver liberal europeo es defender a España de la
populista Argentina. A grosso modo, los españoles se lo tomaron como algo
personal, como una nueva guerra que emprende este país treinta años después de
Malvinas. Las portadas de esos días fueron implacables: “hostilidad”,
“arbitrario y hostil”, “guerra sucia”, “amenaza a España”, “La batalla que
Argentina sí ganó”, “Cristina, petróleo y psicoanálisis”. Para los editores
españoles los argentinos somos locos belicosos (ver las imágenes de las
primeras planas).
El País el domingo 22 de abril |
Como resumen del latir periodístico ibérico, el domingo 22
de abril el diario más influyente del mundo en idioma español dedicó, entre lo
explícito y lo implícito, una edición casi entera a la cuestión con Argentina. El País de Madrid encabezó el suplemento
Negocios con una nota de 4 páginas a la expropiación de YPF, los columnistas de
opinión estables Mario Vargas Llosa y Moisés Naim criticaron con dureza la
estabilidad emocional de Cristina Fernández, y como remate, resaltaron el
“pragmatismo” y “sentido común” del presidente colombiano Juan Manuel Santos,
uno de los críticos a la decisión Argentina.
Por ello, Santos también sumó 4 páginas: dos de la sección
Negocios publicitando las posibilidades de invertir en el país, más dos de la
página central del suplemento Domingo, donde el presidente colombiano hace un
monólogo en primera persona sobre su ideario político pacífico, moderno y
liberal.
La nota distintiva y casi de color fue el artículo de
opinión de Moises Naim, que sin ruborizarse trata a los argentinos de
desequilibrados. Así empieza el primer párrafo de su nota: “Argentina es el
país con más psicólogos per cápita. Este dato me vino a la mente cuando la
presidenta Cristina Fernández de Kirchner anunció que nacionalizaría Repsol
YPF, la principal empresa petrolera del país”.
Columna de Moisés Naim |
El principal medio lobbysta de las corporaciones también se
sumó al hostigamiento contra la Argentina. El diario económico The Wall Street Journal se preguntó en
un artículo titulado “The Argentine Model”(5) por qué Argentina no es expulsado
del G 20, como castigo por su indisciplina contra los inversores extranjeros.
Hasta el momento, tanto lo diplomático como las corporaciones periodísticas se
restringen, sin otras alternativas más efectivas, a aplicar sus rudimentarios protocolos de
crisis.
Notas